Igual es un poco exagerado el título, pero no ando muy lejos. Estamos en plena celebración del tiempo de adviento, pero ¿sabes cuándo comenzó a celebrarse este tiempo de preparación para la Navidad?
Los comienzos de la celebración del Adviento
Los textos más antiguos que disponemos que hablan sobre un tiempo de preparación para la Navidad vienen de Hispania y de la Galia. El concilio de Zaragoza del año 380 pide a los fieles que acudan a la iglesia desde el 17 de diciembre hasta el 6 de enero. Seguramente este tiempo de preparación tendría lugar en otros lugares y con anterioridad, pero ésta es la primera referencia escrita sobre ese tiempo de preparación. Por eso digo que el adviento nació en Zaragoza.
En los siglos posteriores encontramos textos que hablan de la preparación de la Navidad desde el día de san Martín (11 de noviembre) con un ayuno de tres veces por semana. Como vemos la configuración del tiempo de adviento ha ido variando a lo largo de la historia. Entre otras cosas su carácter de celebración de la venida de Cristo hacía referencia a la Navidad, pero en ocasiones por los textos se puede ver que también se preparaban para la segunda venida de Cristo.
La celebración actual del Adviento
En la celebración actual del adviento en la liturgia romana también se tienen en cuenta las dos venidas. Desde que comienza el adviento hasta el 16 de diciembre se hace más referencia a la segunda venida de Cristo al final de los tiempos, mientras que desde el 17 al 24 de diciembre se hace una preparación más inmediata de la Navidad.
Una explicación más detallada y que añade una visión espiritual y sacramental de la venida del Señor a cada uno de nosotros, nos la da San Bernardo abad en uno de sus sermones:
Conocemos tres venidas del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquéllas son visibles, pero ésta no. En la primera el Señor se manifestó en la tierra y vivió entre los hombres, cuando -como él mismo dice- lo vieron y lo odiaron. En la última contemplarán todos la salvación que Dios nos envía y mirarán a quien traspasaron. La venida intermedia es oculta, sólo la ven los elegidos, en sí mismos, y gracias a ella reciben la salvación. En la primera el Señor vino revestido de la debilidad de la carne; en esta venida intermedia viene espiritualmente, manifestando la fuerza de su gracia; en la última vendrá en el esplendor de su gloria.
(Sermón 5, En el Adviento del Señor, 1-3)
Es decir, en adviento nos preparamos para celebrar la primera venida de Cristo según la carne, que ocurrió en Navidad, con la esperanza de su venida definitiva al final de los tiempos y para ello participamos en la liturgia que supone esa venida particular para cada uno de nosotros.
Las celebraciones litúrgicas de la actualidad nos hacen ver de una manera muy clara las dos venidas de Cristo. Así, en la primera parte del Adviento tienen una gran importancia las figuras de Isaías y sus profecías sobre el Mesías y de san Juan Bautista. Sin embargo a partir del 17 de diciembre para resaltar la primera venida de Cristo según la carne la liturgia nos presenta los acontecimientos inmediatamente precedentes a su nacimiento en Belén, principalmente con los evangelios de la infancia de Jesús.
Dentro de las celebraciones de estos últimos días tienen una especial relevancia las llamadas antífonas de la O, que son unos versos que se dicen en la oración de vísperas desde el 17 al 24 de diciembre en los que se le llama a Jesucristo con diferentes títulos mesiánicos del Antiguo Testamento y se pide su venida. De esta manera se relacionan las profecías antiguas con el nacimiento de Cristo.
Como ves el adviento tiene una dimensión más profunda de la que parece a primera vista, y no es una simple preparación para la Navidad. Mi consejo es que estos días cuando participes en las celebraciones pongas especial atención a los textos que se leen, ya que son especialmente significativos y pueden ayudarnos mucho en nuestra vida cristiana.
Si quieres conocer alguna cosa más sobre el adviento puedes preguntarme y te responderé lo antes posible.